dijous, 7 d’abril del 2011

Amianto/asbesto: nuestras casas son cancerígenas

Baldosas, o azulejos para pisos, respaldos de láminas de vinilo para suelos, adhesivos para instalar baldosas, cañerías de vapor, calderas y conductos para hornos, juntas para puertas de hornos, estufas de leña o carbón, tableros de fibra presada, rociadores aplicados en las paredes o cielos rasos, techos, tejas, enchapados de paredes externas contienen amianto.

El amianto llamado por los antiguos alquimistas como lana de salamandra provoca cáncer de pulmón, mesotelioma maligno (cáncer que afecta la pleura y el peritoneo) y asbestosis (dificultad respiratoria). Presente en muchos de los materiales de las edificaciones donde habitamos, trabajamos y pasamos la mayor parte de nuestras vidas.

Las consecuencias de la inhalación de este mineral pueden manifestarse hasta 50 años más tarde a su exposición. No se han demostrado las consecuencias de su ingestión o del contacto con la piel, pero en personas que han estado en contacto con el amianto, el cáncer de pulmón es 10 veces más frecuente que en el resto de la población.

Los estudios sugieren que respirar asbesto podrían aumentar las posibilidades de contraer cáncer en otras partes del cuerpo (estómago, laringe, intestino, esófago, páncreas y los riñones).

Los síntomas habituales son: pérdida apetito y de peso, el cansancio, el dolor torácico, la hemoptisis o expectoración de sangre y la dificultad respiratoria.

Las empresas que suministran este mineral se escudan en la incidencia del tabaquismo en el cáncer de pulmón para esquivar las acusaciones sobre las muertes a consecuencia del asbesto. Por este motivo, las estadísticas al respecto no son del todo fiables.

Conviene mantener cautela en la inhalación en demoliciones, por ejemplo.

Asbesto, Wikipedia
El amianto: aislante y peligroso, ABCPedia
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